18 nov 2008

Condenado por sustraer documentos en el Arxiu del Regne de Mallorca.
Un juzgado de Palma ha condenado a un ordenanza del Arxiu del Regne de Mallorca a una pena de ocho meses de prisión por un delito contra el patrimonio histórico por sustraer numerosos documentos, libros y legajos históricos de gran valor. Los volúmenes, datados entre los siglos XVI y XIX, desaparecieron en fechas no determinadas del Arxiu del Regne de Mallorca, así como de los Archivos de Manacor, Inca y Campanet. El acusado, de 59 años de edad y que padece un trastorno psíquico, tras apoderarse de los valiosos legajos guardó durante años toda la documentación en su domicilio y en un garaje, sin mantener las condiciones de conservación necesarias.
Además de los ocho meses de cárcel, la magistrada le condenó a una multa de un año a razón de cuatro euros diarios así como a la inhabilitación para desempeñar un empleo relacionado con los archivos o bibliotecas públicas durante un periodo de cinco años.

1 comentario:

LA NIÑA DEL EXORCISTA dijo...

miguel álvarez se transforma en la niña del exorcista porque este es uno de los temas que lo crispan.

Desde luego, es verdaderamente ridículo por mucho trastorno que padezca el condenado, que se le imponga una pena de OCHO MESES, de los que lógicamente no cumplirá ni un día si no tiene antecedentes. Por si esto fuese poco, resulta que se le multa con un año a razón de 4 €/día y se le impide trabajar en archivos y bibliotecas durante cinco años. Es decir, el encausado podrá participar en un concurso de traslados y obtener plaza en un museo o en otro lugar.

Cosas así animan, porque imaginemos que algún empleado público tuviese fundadas sospechas de un compañero o compañera. En caso de que se produjese una investigación policial ¿podría comunicar con tranquilidad a la policía aquello que vio, o se vería obligado a callarse, no fuese a ocurrir que volviese a tener de compañero al chorizo una vez que concluyese el período de inhabilitación?

Los hurtos internos, mucho me temo que son más comunes de lo que parece, y me vienen a la memoria al menos tres casos, que no citaré porque la existencia de un señor o señora sin honor ni dignidad en un archivo, no significa otra cosa sino que la inmensa mayoría de los trabajadores de los archivos consideran despreciable y repugnante un proceder como el que nos ocupa.