26 may 2010

Secretos profundos y superficiales.
Pablo Salvador, catedrático de Derecho Civil en la Universidad Pompeu Fabra, escribe en El País un artículo de opición sobre el derecho de acceso:
La primera tarea de una democracia es delimitar lo más estrictamente posible los secretos profundos del poder, como los relativos a la defensa y seguridad nacionales. Y lo deseable es que los más de los inevitables secretos sean superficiales, casi nunca profundos.
En el ámbito prosaico y cotidiano de los archivos y registros de las administraciones públicas, el buen principio normativo debería ser muy exigente con las burocracias: habría de imponer la transparencia como punto de partida, articularla con una ley que facultara a los ciudadanos para acceder a los archivos y registros oficiales sin ofrecer explicación alguna y que obligara a los guardianes de la información a suministrarla en un término razonable. Finalmente, un catálogo cerrado de excepciones tasadas limitaría el derecho de acceso a la información.

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